Una vez más como ciudadanos activos y preocupados de las decisiones socio ambientales que se toman en nuestro país, vemos cómo ante nuestros ojos el Gobierno promueve –sin participación alguna de la sociedad civil- iniciativas y tecnologías que en forma creciente en el mundo son cuestionadas en términos ambientales, sociales y económicos: nos referimos a la generación de energía a partir de los residuos. Suponemos que el Seminario que se realizará este 4 de octubre titulado “Waste to Energy: una alternativa de generación de energía a partir de los residuos urbanos” se basa en el Estudio de factibilidad de planta Waste-to-Energy para la Región Metropolitana.
No entendemos por qué se ponen esfuerzos, tiempo y recursos en analizar una tecnología cara donde fondos públicos deben ser considerados para la viabilidad económica del proyecto (el mismo estudio señala que “una alternativa natural es la implementación de un proyecto en conjunto entre entidades públicas y privadas, aprovechando la experiencia tecnológica del privado y el acceso a financiamiento por el socio público”, y agrega que “se debe contar con la participación activa del Gobierno y la voluntad política para el desarrollo de modelos de negocio atractivos para los inversionistas, por ejemplo, un esquema de concesiones o garantías del estado”.) Es decir, si el proyecto falla, todos los ciudadanos asumimos el error a través de nuestros impuestos. Se reconoce asimismo que la “normativa actual no cubre todos los parámetros requeridos para la implementación de un proyecto WTE, y en la mayoría de los aspectos que sí están cubiertos, el requerimiento es poco restrictivo en comparación a la normativa internacional”. Qué lástima poner la energía en esto durante los años de funcionamiento que le quedan a los dos grandes rellenos sanitarios de la RM, en lugar de comenzar la implementación inmediata de extraordinarios programas de basura cero posibles de implementar con montos muchísimo menores de inversión. Como si todo esto no fuera suficiente complicación, el estudio concluye que “la comercialización únicamente de energía eléctrica no es económicamente viable para este tipo de plantas, por lo que los proyectos de WTE deben ser ubicados cerca de consumidores de vapor o calor, permitiendo comercializar la energía térmica y alcanzando así tarifas competitivas”.
Hemos visto a la Intendenta de la RM en un video para la iniciativa C40 afirmar el deseo de que “sin duda alguna logremos tener nuestros primeros puntos de waste to energy”. Por este medio, le informamos y recordamos a la Intendenta sobre la reciente declaración de los mismos C40 Avanzando Hacia Basura Cero, que precisamente apunta en la línea opuesta.
En definitiva, mientras vemos una vinculación inapropiada de de las autoridades con la industria que promueve la incineración, vemos una desvinculación e ignorancia inexcusables de las autoridades con la tendencia mundial hacia la llamada “economía circular”.
Esperaríamos que al inicio de estos estudios hubiera informaciones de contexto estructurales que son fundamentales. Por ejemplo, que en términos de uso de recursos, para sostener el nivel de consumo de la región hoy se requieren 1,6 planetas. Es responsabilidad de las autoridades implementar políticas públicas que nos alejen del aumento en el consumo, así como abrir de manera adecuada y participativa los espacios para que todos participemos en políticas de reducción y recuperación de los residuos.
Y esperaríamos que en el marco de las discusiones sobre el futuro de la gestión de los residuos en el país escucháramos las voces de decenas de comunidades en el mundo afectadas por plantas incineradoras que jamás cumplieron sus objetivos, que fueron cerradas, que llevaron a la banca rota a las municipalidades y un largo etc. La incineración es un desperdicio de energía, de esfuerzos, de recursos económicos y de oportunidades, y las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos por basura cero nos resistiremos a cada proyecto que se proponga en el país, en la convicción de que un camino distinto es posible y mejor para todas las personas.
Solo con la premisa de minimizar el consumo y repensar nuestra relación con los recursos podremos abordar el fondo del problema. No hay tecnologías disponibles que resuelvan el problema mientras continuemos con la lógica derrochadora con la que operamos hoy día.
Alianza Basura Cero Chile.